Martha duerme sola

Desde niña y a pesar de sus pesares, decidió dormir sola. Y ni una sola vez durmió en un campamento escolar. Siendo como era simpática, buena alumna y mejor compañera.

– No compartiré mi sueño ni mi cama con nadie…ni siquiera la misma habitación.

Me llamaba la atención que soportara estoicamente todo tipo de burlas e insinuaciones. La admiraba por tomar esa decisión y mantenerla.

Pero llegó la Universidad, su vida lejos de complicarse, se liberó. Tenía dinero suficiente como para dormir sola, sin dudas. Pero llegó el amor y fueron muchos, montones de amores.

– Nunca me quedé a dormir con ninguno- dijo solemne y le creímos, porqué no?

Después le llegó el otro amor, con mayúscula, anillo y promesa de casamiento. Y la vimos casarse y la vimos feliz. Y ya nadie le preguntó nada, era obvio que había encontrado con quién dormir.

Dejamos de vernos casi por veinte años. Cuando nos reencontramos la alegría fue mutua. Seguía luciendo su sonrisa transparente y un cabello hermoso. Tenía cuatro hijos y su cintura no lo denotaba. Cuando se lo dije me hizo un guiño:

– Es el secreto de dormir sola…

– Pero – asombradísima pregunté- cómo es eso? Y tu marido?

– Acuerdo prenupcial- me aclaró tomando un largo sorbo de vino.

– Y tus hijos? No…?

Nada, me explicó, los hijos se habían acostumbrado a las habitaciones contiguas. Y en su mundo, era normal.

Después cuando su vida casi tocaba el ocaso, me confesó que se había enamorado como una adolescente de un pintor de vanguardia. Que hizo lo inconfesable por no traicionar a su marido pero la pasión la pudo. Arrebolada de rosa su cara, en nuestra última charla, en un susurro me confesó:

– Me dormí… si, si, yo me dormí esa noche! En su cama, en sus brazos… es de locos lo que me ha pasado… y a esta edad.

Nos escribimos por años, mi viaje al Sur nos separó por segunda y última vez. Nunca más me habló de esa aventura que no sé cuánto duró. Un infarto la sorprendió en su cama y la encontraron casi veinticuatro horas después. Sola, claro.

Me dejó algunas pinturas que debo de ir a recoger y aún no junto el coraje…