Me he preguntado desde hace unos días, desde que fuimos al Sur y buscamos Cinco Saltos, para qué contar la historia? De verdad vas a hacerlo?
Porque con conciencia plena fui feliz por primera vez y lo recuerdo?
A quién le puede interesar la primera vez que una niña se quiebra un hueso?
La primera vez que sube a un escenario escolar?
La primera vez que estuvo a punto de abrir sola una caja fuerte?
La primera vez que tuvo un abuelo que no era italiano?
La primera vez que pudo tener un hermano menor?
La primera vez que vio a su hermana mayor besar a un joven?
La primera vez que se sintió “ mujer trabajadora”?
La primera vez que acompañó a su papá a ver fútbol?
La primera vez que vio a sus padres bailar noche tras noche y ganar un concurso de tango?
La primera vez que su padre no tuvo que viajar por mucho tiempo y durmió siempre en casa?
Hubo muchas primeras veces en Cinco Saltos y es lógico: mi vida estaba comenzando.
Pero habrá a quién le interese como fue feliz esta niña y su familia en el lejano Sur y en el pequeño pueblo?
No sé, sólo sé que tengo que intentar contarme y contar, cómo fue la historia para que después de sesenta y tres años, haya vuelto al lugar.
Para contarme y narrar qué hubo en mi viaje dé tiempo y espacio. Necesito esta historia.