Julia.
La prima Julia tenía enormes ojos claros que en un momento podian volverse oscuros. Tenía una carcajada alegre y cantarina que podía volverse grito semi satánico en un dos por tres. Julia era ángel o demonio y eso, se podía dar con pocas horas de diferencia.
Volvió locos a los tíos en la adolescencia y fue amargando la vida de algunos novios. Se casó muy joven y entonces después del parto lo supo.
Descubrió que tenía cuatro pezones. Después le vieron los cuatro ovarios y los dientes en doble fila. Econdida estaba en su cuerpo la hermana que no fue. La que se devoró o tragó. Esa hermana gemela que no nació.
Hubo estudios serio y de los otros. Hubo cavilaciones, discusiones y superticiones variadas. Julia ni se escandalizó, ni se persiguió, ni se molestó en averiguar demasiado. Lo tomó como algo más que le tocaba vivir. Siguió trabajando, creciendo y siendo madre que era una tarea que se le daba como con naturalidad.
Sus hijos fueron los que menos notaron ese otro carácter que crecía dentro de Julia con el paso del tiempo.
En algunos momentos que pasamos juntas y no pude evitar preguntar sobre el tema, mi prima me respondió:
- Dejá de hacerte la cabeza con ideas raras. Yo no siento nada. A veces tal vez, me asombra sentirme lejos, en otro lugar, como si viviera en una isla posible. Pero no tiene nada que ver con esas ideas paranoicas de mi gemela deglutida.
Pero fue verdad…Julia fue medicada y analizada como bipolar.Mientras los años le tejían canas, la otra fue subiendo a la superficie cotidiana. Dura tarea esa de llevar a cuestas una hermana gemela que no fue.