Quería hablar sobre puertas pero me tocaron las ventanas. Al final entendí que también podía escapar por una y relativicé la temática.
Abrir las ventanas para escapar es más riesgoso que escapar por la puerta. Las ventanas pueden dar al vacío y las puertas, siempre desembocan en algún pasillo. La cuestión es saber discernir si es preferible el vacío o el laberinto.
Las ventanas no tienen posa pies e invitan a volar. Las puertas son terrenales. Sería cosa de decidir si sueño con volar o sigo caminando.
Las ventanas invitan a ver la luna y las puertas, nuestro suelo. Las ventanas, casi siempre, se abren de a dos, las puertas de a una. Las ventanas invitan a entrar al sol y las puertas a salir al sol.
Desde Romeo y Julieta que las ventanas tienen historias reconocidas y las puertas, se cierran en el final de las historias.
Me encantan las ventanas pero me daría pánico vivir sin puertas…
( filosfilosofía dominguera)
Puertas o ventanas

Me atraen muchísimo las puertas y las ventanas y, sobre todo las más viejas, desgastadas y con rayones del tiempo.
Las ventanas con cortinitas, son mis preferidas porque sé, que detrás de ellas hay vida, historias, actividades cotidianas que hacen al hogar.
No hay vez que pase por una de esas puertas y ventanas, que no saque mi cámara y las registre.
Y cuántas veces, de algunas abiertas, emanan aromas a comidas, a perfumes de pisos y hasta de flores. Todo eso, me lleva a ese lugar que en mi memoria, quedó registrado ese olor: infancia, madre, amigas, vecinas.
Y a veces, desde mi propia ventana, veo pasar la vida.
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