A mí no me sacaron nada es decir, se llevaron todo.
A mí no me desaparecieron o mejor dicho, me invisibilizaron.
A mí no me derrotaron más bien me arrasaron.
A mí en realidad no me pasó nada salvo la llaga del miedo recuerdo.
La escondí, la ignoré, la sepulté, la disimulé y cada tanto la miré desde lejos con más miedo…
Cuando el miedo a recordar es más fuerte que el recuerdo hay que evitarlo… si se puede.
Pero la llaga miedo recuerdo se agazapa y vive escondida en mí, se alimenta de los años que van pasando y se torna más y más vulnerable.
Pero aún así la obligo, me dispongo a escribir cantar amar como antes como siempre.
Obediente la llaga miedo se queda quieta y me deja tejer una vida, dos, tres, me deja parir y soñar.
Pero sé que está y ahora, más vieja ella y yo, a veces conversamos… me permito recordar sin dolerme tanto, me permito escucharme sin asco, que el rencor no opaque mis días y que mis pasos puedan seguir esperanzados…
A mí no me vencieron… sigo pensando igual aunque ellos crean que me derrotaron.
Sigo enseñando a mis hijos y nietos como es vivir con miedo, hago lo mismo con mis alumnos y alumnas.
Me esfuerzo más y más en que esta llaga recuerdo no muera conmigo, la hago grano de arena, la sumo al montón de arena…
A mí me derrotaron porque se quedaron con algo mío pero no pudieron borrarme la idea, la intención, la ideología y las ganas…
Mientras escribo mi llaga se alivia…
Por eso, por aliviarla y aliviarme, sigo escribiendo…