Después de todo

Nada. Ni este río casi majestuoso,

Ni el verdor del césped húmedo ni la copa frondosa de los árboles

Ni esta brisa de finales de verano ni este sol que no calcina pero energiza

Ni tu cercanía ni mi silencio

Nada después de tanto después de todo

Ni la cercana orilla que marcó la frontera y mi destino

Ni el mapa que nos cruzamos por estarnos por vivirnos por bebernos por amarnos

Ni tu silencio oscuro y el mío, que no presagia nada bueno

Ni tu cuerpo cercano ni mi mano vacía

Ni todo este entorno pacífico que una vez nos alimentó el alma…

Ni nada ni nadie ni todo podrían hoy devolvernos la ilusión la esperanza la necesidad de amarnos

Después de todo no éramos especiales

Éramos y somos otros vulgares amantes que se creyeron la historia del amor eterno…