Ahí, del otro lado, el delito, el robo y el escándalo.
Ahí también el asesinato, la violación, la trata, las drogas y las estafas.
Historias de vida que son muy similares, con características de manual.
Nos separan barrotes, candados, cercas electrificadas y los guardias.
Ellas, ellos, privados de libertad inventando un buen comportamiento o un buen escape o cómo consumir sin ser descubiertos.
Nosotras, todos, de este lado inventando un buen comportamiento o un buen escape viajero o consumir con receta o sin ser descubiertos.
Nosotros y nosotras encerrados en casas con rejas, puertas de doble llave y si se puede, alambres sobre el muro.
Y nuestros guardias son las calles con cámaras, celulares que van diciendo dónde andamos y los guardias uniformados en los centros comerciales, en las zonas más transitadas…
Pero los presos y presas son los delincuentes y de este lado lo que hacemos es protegernos de ellos.
Nunca nos defenderán de la usura, de los banqueros sin escrúpulos, del consumo innecesario, de los médicos y sus recetas que trabajan codo a codo con los laboratorios, de la insania de vivir para trabajar y producir como premisa, de la falta de amor y del egoísmo que produce este sistema. Pero de todo eso y de las guerras, el narcotráfico que subvenciona presidentes, de la imposición de religiones y culturas, de la intolerancia y de ver el hambre en cada esquina: no se hay protección, no se necesita…
Anda….créete un ciudadano o ciudadana libre… ingenuidad al cubo.
Los presos, que son todos pobres, y que por suerte, están encerrados… ingenuidad a la enésima potencia.
Sigue gozando tu libertad…