Los hongos nacen en silencio; algunos nacen en silencio, otros, con un breve alarido, un leve trueno. Unos son blancos, otros rosados, ese es gris y parece una paloma, la estatua a una paloma, otros son dorados y morados. Cada uno trae- y eso es terrible- la inicial del muerto de dónde procede. Yo no me atrevo a devorarlos; esa carne es pariente nuestra.
Pero, aparece en la tarde el comprador de hongos y empieza la siega. Mi madre da permiso. Él elige como un águila. El blanco como el azúcar, uno rosado, uno gris.
Mamá no se da cuenta de que vende su raza.