Rodeada

Tuve una siesta rodeada de muertos. Son todos muertos buenos, conocidos y familiares. Andan siempre en mis sueños pero por turnos. Hoy se metieron todos en el mismo sueño y me sentí absolutamente presa de sus silencios.

Mis muertos no hablaban sólo entraban ( o salían?) y me miraban. Y no eran miradas tristes tampoco alegres, eran miradas claras de presagio o designación. No las entendí al despertar pero sé que cuando las vi, comprendí todo.

El todo de los muertos es la nada de este lado.

Mis muertos están aquí y algo me avisaron. Un día comprenderé que yo deberé avisarle a mis hijos y veré cómo lo hago. Tal vez me comprendan o andaré desesperando por la estrategia de conseguirlo.