En algún lado leí que Gabriel García Márquez decía que para saber envejecer hay que aprender a llevarse bien con la soledad. Y creo que tiene razón.
Eso le dije a mi prima en su último cumpleaños cuando le entró la crisis de los setenta.
Yo no pienso llevarme bien con nada, me dijo sin apuro. Ni con la vejez, ni con la soledad.
Bueno, parece que la biología te lo aprueba, le aseguré tomando un mate recién cebado, estás espléndida y vas a vivir muchos años más.
Nadie se compra la vida, ha muerto gente tan joven, me respondió casi susurrando. Te das cuenta que tengo setenta años?… y me miró lejana e indiferente.
No sé cómo se las arregló para estar muerta a la semana siguiente. Nunca había sentido nada, era fuerte como un roble, hacía su yoga semanal, su dieta balanceada y un ACV se la llevó antes de que pudiera acostumbrase a la soledad y a sus arrugas.