Cuándo fue exactamente qué comencé a soñar que regresaba? Que recorría la Escuela y entraba a La Esmeralda? Cómo puede ser que atesorara en la memoria tantos detalles?
Durante los veranos que acompañamos a papá hasta Cipolletti o Villa Regina, no quiso llevarnos. Digo no quiso porque le pedíamos con mamá para volver y ver si la chacra seguía y él, se hacía el desinteresado y nos llevaba a otro lado… Será que a papá lo golpeó fuertemente irse? Tanto o más que a nosotras?
Hubo un momento en mi vida, no puedo precisar ese instante donde volver comenzó a ser un sueño, una meta a cumplir. Tal vez porque perdí a papá a los quince años y no volví más al Sur.. pero no, no fue ahí. Ni cuando mi hermano fue internado reiteradas veces por su esquizofrenia. Ni cuando mi hermana se alejó. Ni siquiera cuando perdí a mamá. Mi madre murió con sesenta y ocho años, es la edad con la que volví. Creo que cuando murió mi hermana… comencé a evocarla en ese lugar.
Comenzó hace unos años y me dormía soñando paisajes del lugar y recordaba mi disfraz de hada madrina en el primer acto escolar. Comenzó cuando escribiendo evoqué la casa para pensar sus personajes.
Hace cinco años pienso en volver. A diario, por las noches, escribiendo, buscando noticias del lugar por Internet.
Al regresar, al cumplir mi sueño, al encontrar la Escuela, el Club, la Chacra y las calles del pueblo hice una regresión en tiempo y espacio.
Nunca podré narrar la emoción que me embargó ni tampoco contar, pues parece ridículo, que tuve cinco años de nuevo. Que por unos minutos sentí que mi familia estaba conmigo, que la felicidad y la emoción me ganaron por completo.
Recordé entonces que la gente era simpática y agradable y que hoy, siguen igual.
Fue un viaje intenso… pero quiero seguir con la historia.
Un comentario sobre “El viaje a Cinco Saltos”