Este hueco de la tarde noche
merecido y prolongado en la sombra
que no quiero ni ver ni recordar.
Esta cortina invisible que divide eso que se llama tiempo,
no quiero entender, no puedo aceptar.
Ese doliente fracaso que intentan tirarme encima y la culpa que no voy a aceptar.
Ese dolor hiriente que me persigue, no lo consiento.
Ni la noche, ni tu estrella favorita, ni las miles de notas cartas correos… nada.
Ni este atardecer genuino y aquel lejano eco de tu risa primaveral, no son, no fueron.
No voy a rendirme. No voy a consentirlo.
No hay nada en este mundo que pueda negarme hacer de este momento… un antojo, una dicha, un capricho…
Estoy convencida de merecerlo… igual que a este instante y todos, todos, los que elegí no sufrir y decidí ser feliz.