Piedras en mis manos

Otra vez caminando a la orilla del rio y otra vez buscando y

encontrando piedras para llevar en las manos.

Mi hermana lo hacía y me enseñó

que la abuela le enseñó

que cuando caminas y llevas una piedra

en cada mano

tus manos no se hinchan.

Y hoy pensaba, afanada en encontrar las piedras justas que en realidad, ellas me encuentran a mi.

Caminé un rato apretando las manos

sobre las superficies pétreas

pensaba que también llevaba a mi hermana

y con ella a mi abuela

Que así, en esa sencilla repetición

las llevaba a mi paseo y

las piedras, que me eligen a mí,

que habrán estado ahí mil o un millón

de soles, me eligen por eso.

Porque saco mis muertas a pasear

con ellas apretadas en mis manos.