…han pasado los años querida, vieja compañera, huraña y lejana como yo. En la cadera es donde más se nos nota, en el andar seguramente. Supimos, lo sé, ser algo majestuosas y elegantes pero este endurecimiento dicen que es normal. Tampoco dedicamos tanto tiempo a acicalarnos, preferimos mirarnos, mirar la lejanía y si hay suerte dormir, dormir… qué bien nos hace.
El otro día pensé que la edad te ha vuelto un tanto agria y me vi a mí misma: igual o peor. Ya no soporto el gentío, ya me cuesta apartarme de la rutina y me enloquecen los sonidos estridentes. Amiga, querida compañera, hemos envejecido.
Ayer éramos noctámbulas y trasnochadoras, comíamos hasta de más, hoy preferimos acostarnos temprano y comer con moderación.
El amor ya no destila lujuria y se vuelve dulce compañía. El hogar se vuelve el mejor refugio del mundo.
Querida,tengo que darte las gracias, hace casi diecisiete años que me despiertas cada mañana y te acuestas por las noches a mis pies, que no te mueves de mi cama si estoy enferma y compartes mi plato de comida… no sé cuánto más me acompañarás hermosa compañera pero sé que has sido algo por lo que sobrevivir en este mundo humano… ( quisiera reencarnar en una gata si eso fuera posible)
Vamos amiguita, es tarde y hace frío, vamos a compartir la noche, el sueño, tu ronroneo y mi ronquido…