Desde la lejana historia del espejo que hablaba con una madrastra malvada y del joven Narciso que se miraba enamorándose, hay otras y muchas que tienen a los espejos con roles protagónicos.
Hay una bella historia de una princesa que aburrida rompía el espejo para encontrar más y más amigas en su mismo reflejo.
En las historias de Borges los espejos son como el infinito, una constante literaria que utiliza en forma magnífica.
Sin embargo pocas veces has visto historias donde el protagonista se mete en el espejo, o si lo has visto por ejemplo en Alicia a través del espejo, recordarás el motivo de pasar al otro lado.
Pasar al otro lado en una dimensión especial o donde puedas mirarte y mirar el mundo. Pero lo más impactante es mirarte. Porque estás del otro lado y ahí pierdes tu subjetividad.
Una sola vez pude entrar. Fue y es fatal, pues no pude o no quise salir, por eso, te estoy invitando. Tal vez un día el verdadero apocalipsis tan anunciado y aclamado a voces con tierra seca y sol ardiente, no sea más que eso, todos, absolutamente todos, del otro lado del espejo reflejando la nada que dejamos después de tanta soberbia.