Reencuentro

Se paró frente al resto del galeón hundido, divisó desde la costa la caldera emergente entre las olas, supo que era ese y sólo ese antes de detener nuestros pasos.

Me había costado un tremendo esfuerzo el viaje, ella se estaba muriendo y el trayecto era largo, costoso en lo económico y energético. Pero suelo cumplir mis promesas y por eso estábamos ahí, las dos solas frente a la inmensidad del mar y un trozo de barco encallado hacía más de ciento cincuenta años.

La miré mirarlo y supe que ya no estaba conmigo, sus ojos como telescopios fijos en ese punto de hierro que asomaba a ratos, cuando las olas lo dejaban. Pasaron minutos o tal vez, la vida, carece de sentido el tiempo cuando se está en trance y ella, lo estaba.

Al fin, cuando comenzó el retorno me dijo: Ahí en ese barco yo fui feliz una vez, hace muchísimo, ahí un hombre me amó intensamente, tal vez aquella noche antes del naufragio, concebimos un hijo, o tal vez sencillamente fue la última vez que en esa vida, me hicieron el amor con tanta intensidad…

Que ella creyera en otra vida y fuera obstinada con lo de la reencarnación, era un mero detalle, este mundo está lleno de gente que cree en muchas cosas que no entiendo. Sé que después de ese viaje volvió a sonreír y a pesar de sus dolores, los últimos días, tuvo sueños de amor y delirio en un barco que naufragó y quedó encallado…