Ignorancia esquizofrénica

Hace tantos años que me pierdo. Era tan pequeña y vos eras mi hermano y me llevabas nueve años y te debo de haber tiranizado como toda hija menor.

De aquellos recuerdos, los mejores, fueron las siestas en la casona enorme del Sur argentino, cuando leías libritos de vaqueros e indios y después los representábamos. Eran siestas increíbles.

Después no sé cuándo vos te pusiste mal. Te empezaron a rondar las voces. Te vinieron delirios malditos llenos de impulsos asesinos y violentos y comenzó el terror. (Lo de las voces lo agrego ahora que se dice y habla tanto sobre la esquizofrenia).

Para cuando lograron ponerle un nombre a tus ataques, habíamos padecido infiernos varios. Golpes, amenazas; aparecías de un momento a otro con un cuchillo, un rifle, el revólver de papá… Después todo eso fue quitado de la casa.

Tampoco recuerdo, fijate lo que es la memoria, si alguna vez nos hiciste daño real. Recuerdo el ataque, pero no las heridas… eso es raro. También recuerdo que siempre alguien salía como en las películas a detenerte en el momento fatal. Será que tuvimos mucha suerte o tu mano jamás llegaría a lastimarnos de verdad?, ( qué es de verdad? ).

Pero teníamos mucho miedo a esos momentos que eran brutales y que aparecían de pronto.Papá era el único que se resistía a tu primera internación cuando los ataques ya eran casi semanales. Creo que ya no nos hablábamos y tu charla era errática y vivías medicado y no te recuerdo sonriente. Triste, opaco, furioso, perdido…ido? No sé.

Papá pagó la mejor clínica que encontró, una que nos dejaba casi sin dinero. Era su forma de pedir disculpas por internar a su hijo varón.

Por tres meses recuperamos la cordura. Pero la tristeza nos llenaba la vida aunque el miedo se nos apaciguó bastante.

Cuando fuimos a buscarte, alta de por medio, comenzó todo.

Ya nunca más fuiste vos. Fuiste un ser tan agredido y medicado que jamás regresaste.

Cuánto sufriste? Cuánto golpe choque descarga eléctrica en tu cerebro? Cuánto química metida a prepotencia en venas músculos boca ano?

Pero en ese tiempo tenía tanto miedo y tanta vergüenza de tener un hermano así que no te lo pregunté. Creo que nunca más te abracé. Yo deseaba tus internaciones, y no pararían jamás.

Cuando te internaban yo no tenía miedo a tu cólera ciega, ni a tu grito y empujón, aquel que me aventó ocho escalones para abajo, tu mano apretando la garganta de papá o golpeando a mamá. Ves? Todo eso desaparecía, llorábamos por tener un familiar internado y respirábamos tranquilas, dejábamos el miedo afuera.

Tu equilibrio fue en declive total, los tratamientos se agudizaron y en cierta forma te dieron alas. Cuánto lugar recorriste? De lo peor a lo más lejano. Cómo lograbas siempre fugarte? En cierta forma vos jamás te rendiste. Y de pronto aparecías en casa. Flaco, en los huesos. Sin documentos y en esa época de militarización. Escapado fugado y triunfal. Otra vez lo habías logrado. En carro, camión, a pie, protegido por no sé qué azar destino influencia que tenías. Miles de kilómetros en diez años. No te rendiste. Siempre regresabas a decirnos aquí estoy otra vez, volveré siempre, es mi casa, no me sacarán…

Y siempre te devolvíamos. La única que soportó casi estoica fue mamá cuando nos alejamos todas. Pero ella también desistió. Y así fue tu historia intermitente interminable. Salir, encerrarte, escaparte y regresar.

El día que me avisaron de tu muerte ni me lo creí

Cómo podía alguien morirse por mojarse tanto en una fuga que los pulmones no aguantan?

O fue tu corazón?

Pero fue en huida…

No fue en prisión…

Te levantaron de esa fuga, mojado, agonizante , o eso dijeron…

Y fui, alguien tenia que hacerlo, mamá ya había tomado su último tren, antes papá había partido demasiado rápido y no sé hermana dónde cuándo cómo estaba.

La pequeña que quería tenerte internado tuvo que ir a dejarte en el cementerio que tienen los locos. Tan diminuto en tu cajón de madera, con tanto loco llorando alrededor y yo no ni una lágrima. No tengo fecha lápida ni otra forma de recordarte. Supe cuando te metieron bajo la tierra que había sido tu último viaje…me equivoqué.

Después supe mucho más de tu esquizofrenia y entendí lo que no sabían o no nos explicaron. Empecé a escribirte como un pájaro en fuga.

Como mi libro de manicomio.

Es lo único que puedo reivindicar de mi gran ignorancia indiferente que nunca más te abrazó… eso tan imperdonable debería de retornar para poder pedirte perdón…

Hermano, pájaro en fuga, esquizofrénico perdido en un mundo que no pudo tenerte cuidarte quererte, perdón….