Calor
Andaba caminando por la casa sin tregua por el calor endemoniado. El ventilador era inútil. Se había bañado tres veces,se puso apenas un camisón largo y se dispuso a tomar algo en el balcón. Tenía más de alcohol de lo habitual el vaso, pero pensó que le haría bien para dormir.
Se cansó de los mosquitos en el balcón, se seguía ahogando con el calor denso, húmedo, pegajoso. Se acostó predispuesta al insomnio y dejó el ventanal abierto, los dos ventiladores agitando el aire de infierno.
Fue en el filo de la madrugada que divisó la silueta en la ventana y decidió callar. Lo vió entrar a tientas y torpemente, ladronzuelo inexperto pensó. Cuando tropezó con la cama y sintió la mano que lo atrapaba el ladrón tembló del susto. No sabía lo que le esperaba. Una mujer solitaria, en una noche de calores y menopausia puede, de golpe, transformarse en una fiera.
Era, como lo intuyó , joven, torpe e inexperto.
Se fue de la casa sin robar nada más que unas buenas lecciones sobre cómo hacer el amor a una mujer solitaria.