Arañando
Desde el patio con bananos y arañas, con las que jugaba indolente, a este hoy lleno de recuerdos y mucho más, de palabras. Palabras telarañas tejiendo día y noche en mi cabeza.
Fascinada desde niña por las telas y sus hacedoras, me enredé a mí misma con palabras.
No pude tener ocho patas ni atrapar presas vivas pero pude, de vez en cuando, atrapar personajes y enredarlos, hasta los he matado y disfrutado.
No he podido tampoco esconderme en la tierra, ni en ningún otro lado, pero suelo perderme en letras y a veces, regreso.
He amado tanto lo que he escrito que también tontamente he creído, es bueno. No sé si las arañas son soberbias, a veces tal vez, cuando tienen a un insecto preso…se creen omnipotentes?
Cuando una tiene a un personaje atrapado en una trama sabe que está preso, es de una la libertad, el amor, la locura o la muerte. Y una se siente realmente omnipotente.
Después la trama duerme, se corrige cien veces, la mirada sobre el destino final del personaje no cambiará demasiado su suerte.
Después serán otros y otras que lo descubrirán y si acaso les hace feliz o infeliz ese personaje, ese final, ese destino, la araña tejedora se dará por satisfecha.
Pero existen los editores, las impresiones y las ventas y el público y ay!!!! pobre tejido de araña…por muy esforzado que sea, cambia su presa, ahora el destino de la cazadora, tejedora, está en manos de otros…