Enjaulada

Las palabras más dolorosas
que te quemaron en ese lugar invisible.
La insegura sensación de vivir sin mañana.
La presencia majestuosa de la autoridad castrante
La afirmación de que no vales nada.
Lo vulnerable que sos fuiste serás.
La eterna desconfianza.
Lo doloroso de no saber pertenecer ni estar.
El hambre.
La fatiga.
El hastío.
El desamparo.
La vejación, la venta, la violación.
Te acostumbraste desde tan pequeñita
que hoy, delincuente y trás las rejas,
ni podes darte cuenta
que naciste para vivir presa
y no hay nada, nadie, nunca,
que te pueda liberar libertar
o simplemente, apreciar.
La caricia que no llega,
la justicia inexistente,
la rutina de esconderte
tirarte, ladearte, ocultarte
es la constante de la sociedad
que te rechaza, te margina,
te escupe, te vomita, no quiere ni verte…
pero te abusan, te venden, te obligan,
te destrozan sin piedad. Es que nunca
nadie nada podrá truncar ese destino
que cargas obediente por
cuatro generaciones de antepasadas?
Y sólo por eso robaste, te drogaste y
delinquiste?, te preguntan las señoras
( serias, castas, hipócritas),
mientras esquivan tu mirada.
Te reís de sus caras agrias y te imaginas
que te envidian porque vos
haces cosas que ellas desean hacer
pero jamás aceptarán
Nunca van a pasar hambre
( harán dietas),
no van a vender sexo por dos pesos
( lo venden por un apellido),
no van a fumar esa mierda que te deja
sin cerebro
( toman bebidas caras, drogas con receta
médica ),
no van a robar un quiosco
( con salarios de hambre les roban horas de vida a sus domésticas),
pero son respetadas, temidas y exhibidas.
En tu celda llorando vas a dolerte por
cada noche de insomnio, escupirás
tu amargura en un papel lleno de palabras.
Y vas a besar la única foto de tu hija,
vas a querer salir escapar correr
matar de nuevo al padrastro
que la vejó violó vendió
y sabes que fue la única manera
de intentar cambiar su destino
prescrito
Lo único bueno que lograste hacer:
matar, para intentar torcer cambiar frustrar
la quinta generación de putas,
la de tu hija…
Amén