Cómo mis gatos: me confieso inocente. Ellos no fueron traídos a mí, los busqué. No son mis hijos, ni mi hija. Los adopté con el afán de tener mascotas.
Están aquí y a veces, me maúllan pidiendo comida, caricias o que abra la puerta. Qué saben ellos de esta tristeza infinita? Son inocentes.
De esta desazón que me hunde en esta cama, son inocentes pero me buscan e intentan acompañarme, instinto?
A veces huraños mis gatos se aletargan y siento que nos parecemos. Soy inocente. Me tiendo me aíslo y no quiero ni caricias…será tan grave, me pregunto, ser inocente y no entender porqué la vida algunos días te resulta extraña pesada y hostil?
Tanta soberbia es innecesaria, una puede sentirse mascota de la vida y ser genuinamente inocente. Todo no puede saberse, ni resolverse, menos aún, entenderlo. Es así… hasta que se active otra vez, eso que llaman » instinto de supervivencia » y saldré a maullar y pedir alimento, incluso volveré a ronronear, agradecida…