Hace dos domingos que logro escaparme con mi abuelo. Y gracias a eso nos encuentran rápido… bah, soy yo la que dejo que nos encuentren así no arman escándalo y llaman a Emergencias y la Policía. Les dejo un papelito en la heladera por dónde vamos a andar… listo.
Resulta que a mi abuelo hace unos meses se le da por escaparse los domingos. Creo que soy la única que lo entiende: los domingos son aburridísimos. Y todos quieren dormir la siesta, porque están cansados, porque es domingo, porque está nublado, siempre una excusa y el abuelo, como yo, se aburre y sale solo a pasear.
Y la casa se conmociona: qué escándalo hacen. Es que la abuela dice y mi mamá repite que se olvida las cosas y se puede perder. A mí me da risa porque el abuelo no se olvida de nada: es juguetón! Pero en esta casa la única que lo comprende soy yo y eso es, dice mamá, porque tengo seis años.
A veces el abuelo me llama por otro nombre y entonces jugamos y yo lo llamo con otro nombre y el abuelo se ríe o muy serio me dice que si… que ese es su nombre. Y así jugamos un buen rato. También le cambia el nombre a la abuela, a mi mamá y a mi tío, a mi padre no porque nunca lo ve. Y yo, que aprendí a escribir en imprenta el año pasado, hago una lista de todos los nombres que el abuelo inventa. Cuando dice el que es se lo escribo en letra bien grande, para cuando no estoy, así no lo rezongan.
Al abuelo lo controla el médico cada dos semanas y juro que la abuela y mamá jamás se olvidan un medicamento. Él tampoco se niega a tomarlos. Pero no mejora, dice la abuela con ojos llorosos.
Es muy difícil que mejore mamá, contesta mi madre y la abraza, tenés que resignarte…
Yo no sé porque se preocupan tanto! Mi abuelo come bien y hasta me roba los caramelos. Hay días que dibuja con sus lápices sin parar pero hay otros que se queda mirando algo y después, se duerme. Qué tiene eso de malo?
Yo trabajé todo mi vida, me contó una vez el abuelo, desde los quince y para poder estudiar iba de noche…
Por eso pienso: no es lógico, qué ahora que se jubiló esté cansado y tenga ganas de quedarse sin hacer nada?
Y los domingos? Se aburre a la siesta! A mí también me pasa y no estoy enferma! Por eso hace dos domingos que me escapo con él. Dejo una notita en la heladera que dice vamos por la plaza chica y de ahí a la fuente, después vamos hasta el puerto y a la playa. Si hay tiempo vamos a comer helado.
Así cuando todos se levantan van a buscarnos y nos encuentran y se ponen contentos. Mi abuela me abraza con fuerza, me dice gracias despacio y pregunta si ya tomamos el helado. Siempre digo que no y el abuelo sonríe: ven cómo no está enfermo de la cabeza?
Mi padre, que hace como dos años veo sólo los fines de semana, está muy enojado porque ya van dos domingos que no quiero ir. Soy chica, ya sé, tengo que hacer caso, ya sé, tengo que ver a mi padre, ya sé, pero por ahora mi tarea es muy importante:
Escaparme con el abuelo los domingos, dejar la nota para tranquilidad de la familia y de paso, comerme dos helados si es posible.
Tengo la sensación que son los domingos más lindos…