El hombre rico y poderoso ordenó su mansión en el centro del monte. Debieron derribar, cortar, tirar y más. ..Cuando finalizaron la hermosa casa al hombre le molestaron los pájaros que lo despertaban muy temprano. Hizo colocar todo tipo de trampas, recompensó por cuerpitos muertos a los cazadores e hizo encerrar a los que quedaban, en jaulas lejanas a su oído infame. El monte quedó silencioso. Ya nada cantó en las ramas. Ya nada aleteó en el sol.
Años después el hombre rico y poderoso luchó a brazo partido contra una enfermedad que lo dejó sordo como una tapia.
En tibia venganza los pájaros enjaulados se soltaron y regresaron a cantarle al monte. Un silencio de muerte en los oídos del hombre. Y un reinado de aves que trinaron y se multiplicaron por doquier.
Dicen que finalmente… murió de insomnio…