Estoy al borde de la desesperación técnica. Pero es normal, si soy de una generación que creció a radio y luego, a TV codificada, con pocas horas de retrasmición en blanco y negro. Verdad que ya es extraño que pueda hoy jugar con pantallas varias, de diverasas configuraciones y ritmos? Y es inevitable la pregunta: si yo crecí con un lápiz de mina y luego con Parker de cartucho de tinta, terminé apenas con los casetes grabando clases largas, y logré este pantallazo, que hoy es de una forma y mañana de la otra, qué harán mis nietos en cincuenta años?
Evidente que no leerán las mismas cosas, que no podrán con estas agujas,con estos hilos de palabras que yo desgasto este sitio pero, qué harán realmente?
Esa incógnita me la llevaré a la tumba. Pero saben qué…? hoy estoy desesperada en forma técnica y los únicos que pueden ayudarme, son mis nietos…y eso
también es maravilloso.
Cuando tenía la edad de mis nietos apenas podía ayudar a mi abuela con un mandado a la panadería o acompañarla al dentista. Mi abuela tenía una pierna más corta que otra, había tenido un accidente automovilístico, más bien camionístico, habían chocado yendo a su chacra. A mí, llevarla al dentista me daba vergüenza porque la abuela era coja. Me pregunto hoy, de qué les dará vergüenza a mis nietos?. Seguramente cuando emprendo tarea con estos cambios de pantallas y tengo que recurrir a ellos porque no las entiendo.
Si no logro entender las pantallas, me quedo escribiendo con la Bic, sigo aferrada al pasado, quiero vivir con esta tecnología de hoy pero escribiendo como ayer, pero a su vez, con la del futuro que ya no me pertenece. Y es todo como una gran duda existencial que me torna desafiante a ratos, y lúgubre a otros, porque más veo más me falta por ver, más mar de dudas crecen y más tengo
que leer, escribir…no tendré tiempo.
De vez en cuando es bueno saber qué no tendremos más tiempo que el que tenemos, y arremeter contra todo y pantallas, llamar a los hijos y los nietos para que ayuden y distraerse pensando, mañana lo lograré yo sola…